16 de marzo de 2013

Top 2012 (II)

40) Paranorman
En un año con una gran cosecha de cine de animación, la nueva película de Laika, el estudio responsable de la magnífica Coraline, se hace con un lugar en esta lista gracias a su espectacular diseño de personajes que les dota de una gran expresividad, pero sobre todo, destaca por su inteligente guión capaz de combinar un tono a priori infantil con homenajes al terror gótico más puro en la senda de la citada película de Henry Selick. Por si fuera poco también se atreve con incursiones a la serie B haciendo gala de un humor macabro y logra ofrecer una certera radiografía sobre una sociedad llena de miedos y prejuicios empeñada en esconder bajo la alfombra a los melancólicos chicos ostra burtonianos con tal de no enfrentarse a sus pesadillas. Mucho más ácida y aguda de lo que pudiera parece a primera vista, tampoco renuncia a la más pura emoción en su clímax final.


39) Killing Them Softly
La tercera película de Andrew Dominik ha sido una de las grandes olvidadas de la temporada de premios, ni siquiera la excelente actuación de Brad Pitt (cada año mejor) ha sido reconocida con alguna nominación en los certámenes de mayor alcance mediático. En el fondo era de esperar, pues Killing Them Softly es un ataque frontal a los Estados Unidos sin asideros o válvulas de escape. El director australiano  ofrece una de las más negras visiones de Norteamérica jamás vistas en la que toda relación tiene como único motor el dólar: "America's not a country, it's a fucking business", al decir del protagonista en un explícito y directo parlamento a cámara, pues se trata de una cinta que no busca la sutileza y ambigüedad  Estamos ante una respuesta inflamada y rabiosa a los tiempos que corren. Si en su anterior trabajo, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, Dominik retrataba elegíacamente un Far West crepuscular en el que los viejos valores están empezando a desaparecer, aquí ya no queda ni rastro de ellos. Tampoco se avistan el lirismo ni la pausa de aquella; han sido remplazados por un ritmo frenético con una trama que apenas cuenta con desvíos: se trata de una historia breve, sencilla y seca que te golpea como un palo en las costillas dejándote aturdid. Donde antes se escuchaban melodías compuestas por Warren Ellis y Nick Cave, ahora solo suenan de fondo noticias de la crisis.


38) REC 3
Las dos anteriores entregas de la saga REC eran dos notables ejercicios de terror realizados en forma de found footage. Sin desmerecer a sus antecesoras, esta tercera parte rodada en solitario por Paco Plaza las dos anteriores fueron dirigidas al alimón con Jaume Balagueró, que en esta ocasión tenía entre manos la cuarta y última cinta) da un cambio de rumbo hacia la comedia más disparatada. Una maniobra arriesgada y temeraria que ha dejado por el camino a varios de los antiguos fans: ellos se lo pierden. En lugar de repetir la jugada con el único fin de hacer caja, Plaza decide renovar el universo REC obteniendo un producto completamente original que no agota ni abusa de los hallazgos previos y que añade toneladas de humor y mucha mala leche para todos (desde los infames bodorrios con camisas moradas, hasta la SGAE, pasando por algunas ridículas tradiciones, españolas en general y valencianas en particular). El componente metacinematográfico sigue ahí (la película comienza con el menú de un DVD, como si se tratara de un vídeo de una boda) y en los primeros minutos se mantiene el formato cámara en mano hasta que por un golpe de trama se pasa a una cámara cinematográfica más convencional para narrar lo que en ciertos aspectos podría contemplarse como el Shaun of the Dead patrio.



37) The Avengers
Uno de los proyectos más titánicos del Hollywood de los últimos tiempos que ha tardado años en levantarse. Ha sido necesaria la creación de cuatro franquicias (Thor, Hulk, Iron Man y Capitán América) y su posterior convergencia para empezar a trabajar en ella. Este circo solo podía ser puesto en escena por alguien como Joss Wedhon: director (Serenity), showrunner (Buffy Cazavampiros, Angel, Firefly...), guionista de cómics (Astonishing X-Men), pero, por encima de todo, un fan, como tú y como yo. Sus Vengadores bien pueden ser la mejor adaptación de un cómic de superhéroes a la pantalla de todos los tiempos. Desde luego es la que mejor ha entendido lo que es llevar un tebeo al cine (con todas las dificultades que entraña el salto de medios): una película, un arco argumental. Estructurada a golpe de set-pieces ahorrando bastante en aburridas presentaciones de personajes y reflexiones baratas, contiene todo la acción y el sentido del espectáculo que un lector pueda esperar. El séptimo arte nuca ha estado tan cerca del noveno como en ese fascinante  plano-secuencia de la pelea final en el que la cámara va pasando de vengador a vengador como si fuesen viñetas.


36) The Cabin in the Woods
De nuevo toca darle las gracias al omnipresente Joss Whedon, aquí en su faceta de productor, sin menospreciar la labor del director Drew Goddard (creador de Cloverfield, esta vez a la vera de J. J. Abrams). The Cabin in the Woods es probablemente la película de terror más original de los últimos años. Una inteligente propuesta que se dedica a montar todos los tópicos de este tipo de cine para luego desmontarlos uno a uno y darles la vuelta en un giro que podría asociarse a las metaficciones de Charlie Kauffman.  Parte del subgénero de historias de cabañas perdidas en el bosque para, a medida que avanza la trama, convertirse en algo único que es capaz de aglutinar muchos más tipos de horrores, por no decir todos. Quizá se le puede acusar de ser demasiado cerebral, pero no es tanto una cinta que busque la sorpresa o el susto al uso, sino una reflexión sobre su género. No obstante, su desenlace depara un auténtico festival de terror en el que se desata el Apocalipsis y se abren las puertas del infierno liberando todas las fuerzas del pandemonium.


35) Ted
Debut en la gran pantalla de Seth MacFarlane, creador de Family Guy. Una máquina de hacer reír desde un prólogo que es oro puro: una lección sobre cómo presentar la trama en poco tiempo y con mucho humor. Tras los créditos iniciales la película logra aguantar el tipo y mantiene el nivel cómico con una continua aportación de memorables gags socarrones y macarras. Los grotescos momentos protagonizados por este pelicular oso son lo que da brillo al conjunto elevándolo por encima de la tópica comedia romántica con protagonista masculino inmaduro, amén de la aparición estelar de un cameo que prefiero no desvelar. Todo ello coronando una agradable historia de amor y amistad que se atreve a llevar a la trama hasta las últimas consecuencias respetando su coherencia interna. Finalmente, si ya hemos advertidos del prólogo, su magnífico epílogo no se queda atrás y deviene en un broche perfecto para esta comedia bufa en la que MacFarlane se estrena en Hollywood dando un golpe de autoridad sobre la mesa.


34) Alps
Giorgios Lanthimos continúa explorando las sombras de nuestra sociedad con otra historia profundamente sórdida. Si en su anterior trabajo, Canino, el oscuro objeto del análisis era la familia, aquí el director griego clava su bisturí en el conjunto de la sociedad. La trama ya anuncia lo barroco del proyecto: Alps es el nombre en clave de un colectivo especializado en hacerse pasar por personas fallecidas que contratan los propios familiares u otros allegados del difunto. A partir de esta premisa, Lanthimos llevará hasta extremos enfermizos estos "robos" de identidad dando lugar a situaciones realmente perturbadoras: escenas de unas cargas sexuales y de violencia realmente incómodas (y siniestras) rodadas sobriamente y sin recato alguno,  con la cámara como testigo incapaz de apartar la mirada.


33) The Imposter
Otro extraordinario documental que entra en la lista. Genera una continua confusión entre realidad y ficción en la cabeza del espectador, que no sabe si lo que le cuentan sucedió realmente o si está ante un falso documental. El gran acierto del director es mantener esa ambigüedad todo el metraje aumentando la tensión y la incomodidad que genera el desconocimiento de la realidad de los hechos. Su increíble trama también atrapa y consigue poner la piel de gallina en la misma forma en que lo haría una película de suspense puro. Estamos a lo más parecido que hay a un documental filmado por Hitchcock. Y de postre, un agudo retrato de una (tenebrosa) familia de clase baja americana y de sus más oscuros secretos. Uno no sabe a quién creer dentro de esta fascinante maraña de mentiras y simulaciones.


32) Killer Joe
Seguimos hablando de familias de clase baja americana, pues en su seno se desarrolla la historia de la última película de William Friedkin. A sus casi 80 años (sí, sí, 80), este clásico vivo del cine americano nos obsequia con una enérgica película dirigida con el entusiasmo de un principiante (pero con la experiencia de un viejo zorro). En muchos aspectos, similar a la arriba reseñada Killing Them Softly. Aquí también (casi) todos los protagonistas se mueven por dinero, pero a diferencia de la película de Dominik en la que cargaba las tintas contra un sistema político/ financiero/ ético podrido, aquí el auténtico enemigo es la sempiterna condición humana, que Friedkin contempla desde un prisma de pesimismo. Noir con elementos de western (o al revés), muestra la total falta de valores de ese grueso de la población norteamericana que vive en caravanas muy alejadas de los elegantes rascacielos que se ven desde la distancia. Película también de clima  sórdido y humor negro que la dotan de un tono muy particular, está llena de personajes excepcionales y algunas escenas inolvidables.


31) Martha Marcy May Marlene
La ópera prima de Sean Durkin sorprende por el aplomo que muestra el director en esta historia de sectas que transmite una continua sensación de desasosiego y tensión. Hay en cada uno de sus planos una amenaza imperceptible pero siempre latente que contagia al espectador la paranoia y el temor de la protagonista, llevada a la vida con credibilidad por una Elizabet Olsen (hermana de las famosas gemelas) a seguir. Como han apuntado muchos críticos, tiene el tenso pulso de los trabajos de Hitchcock y la fría reflexión del cine de Haneke. No obstante, Sean Durkin consigue una obra personal y con un universo propio en el que deambulan libremente la violencia, la necesidad de ser sometido, el constante peligro y la diferencia de clases. Parece que haya dedicado un enorme esfuerzo en pulir cada aspecto de la película con el fin de conseguir una atmósfera ambigua y perturbadora que va in crescendo hasta llegar a un tercer acto irrespirable y un final concebido para que la mente del espectador siga pensando en lo que ha visto una vez se apagan los créditos finales.


1 comentario:

  1. No sé qué REC 3 has visto, pero vamos la película es mala hasta decir basta. Se han reído de los fans de los zombies haciendo una pésima tercera entrega de una franquicia que a mi personalmente no termina de gustarme

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