30 de junio de 2012

Caminando en círculos camino a la gloria


Ayer se cumplieron cuatro años desde que Casillas levantara la Eurocopa en el Estadio Ernst Happel de Viena. Mañana puede volver a hacerlo en el Estadio Olímpico de Kiev.

La Selección Española tiene la histórica oportunidad de ganar tres grandes torneos internacionales de forma consecutiva (Eurocopa 2008, Mundial 2010 y Eurocopa 2012), una gesta que solo ha estado al alcance de Francia y Alemania, pero que ninguna de ellas logró culminar. Estamos hablando del  perfecto broche de oro a un ciclo extraordinario y a una generación de jugadores irrepetible (Xavi, Iker, Iniesta, Navas, Puyol, Ramos, Busquets, Xabi, Villa, Silva, Cesc, Cazorla, Piqué, Pedrito...). Qué mejor forma de cerrar el círculo que alzarse de nuevo con la victoria ante Italia, rival con el que, recordemos, empezó todo.

Curiosamente, estos equipos debutaron en la Eurocopa de Ucrania y Polonia enfrentándose entre sí. Cierran el torneo con el mismo partido con el que lo comenzaron: otro círculo perfecto. Y es que el fútbol está plagado de estas casualidades y reencuentros, y es esto lo que le da tanto encanto. 

Bien lo sabe Sergio Ramos, quien, dos meses y dos días después de tirar por los aires el pase a la Final de Champions convirtiéndose en el villano de ese sector del madridismo que tan rápidamente olvida, se ha transformado en héroe nacional espantando sus fantasmas con un golazo de penalti a lo Panenka. El central de Camas, un tipo que de confirmarse analfabeto no sorprendería a nadie, nos ha dado a todos una lección de coraje y superación personal con ese lanzamiento, que, además, para rizar el rizo de las coincidencias,  emula (y supera) al de Pirlo. Tres días antes, el contrincante azzurra (escándalo de jugador, huelga decirlo) había marcado de la misma forma en la tanda de penaltis ante Inglaterra despertando numerosos elogios.

Once metros de avería y redención que permanecerán eternamente en la memoria de cualquier aficionado español junto al resto de gloriosos momentos que nos ha brindado esta eterna selección. Mañana, España peleará para engrosar la ya abultada lista, caminando en círculos camino a la gloria.


22 de junio de 2012

Guía cinéfila para el verano del 2012

Llega el verano y con él los blockbusters veraniegos. Para no perderse en la abultada cartelera de los próximos meses, este blog se dispone a trazar una pequeña hoja de ruta de los más sonados estrenos.

Juventud sin valores
Comenzaremos con dos películas que ya puedes ver en los cines y que constituyen una perfecta ceremonia de apertura. Project X narra con un estilo que roza el documental cómo el decimoséptimo cumpleaños de un loser se torna en la rave más salvaje de la historia. Hay que reconocer que jamás una película había captado de forma tan precisa la sensación de estar en una fiesta (ebriedad y vergüenza ajena incluidas); el espectador se siente completamente sumergido, es un invitado más. Como vienen acostumbrando este tipo de productos, el final guarda cierta moraleja, pero, personalmente, no me resultó muy estomagante, y no desentona con lo anteriormente visto ni lo condena. He de confesar que aún no se si me ha parecido un clásico instantáneo o el engañabobos más hortera que se haya rodado; parece que la ingente cantidad de chicas en topless a lo largo del metraje inclina la balanza hacia lo primero (entre otras cosas). En cualquier caso, no hay mejor antesala para las fiestas del verano, aunque, las comparaciones con ésta pueden provocar un bajón.  

La última cinta de Wes Anderson, Moonrise Kingdom, resulta en muchos aspectos el reverso de la anterior. Frente a los irresponsables y desnortados jóvenes de Project X, aquí los protagonistas son una pareja de preadolescentes enamorados mucho más maduros y coherentes en sus decisiones que el resto de personajes adultos, que son representados como figuras hipócritas e insatisfechas. Anderson vuelve a conectar con Salinger y con cierto Truffaut sin renunciar a su estilo personal. La personal puesta en escena, el excéntrico vestuario, el peculiar sentido del humor y el buen gusto para la banda sonora  lo confirman. También hay algo veraniego en ese primer amor, en esa inocencia que ignora que llega el invierno a nuestras vidas... quizá la clave sea mantener ese espíritu infantil, esa ilusión, esa inocencia en la mirada... al menos, así lo hacen  todos los héroes andersonianos.

En cuanto a lo viene, hay para elegir: superhéroes, regresos de sagas de acción, remakes, precuelas, comedias provocativas, pixar... Aunque pocas de las propuestas causan gran entusiasmo.

The Amazing Spiderman, el reboot de la saga ahora sin Sam Raimi, no parece presentar grandes alicientes más allá de la presencia en el reparto de Emma Stone. Junto a The Dark Knight Rises es el gran estandarte del cine de superhéroes de este verano. La tercera y última  parte del Batman de Nolan parece todavía más grande y más presuntuosa que sus predecesoras, es decir, más Nolan. Aún así, no dudo que será un éxito absoluto de crítica y público.


Batman buscando en el suelo las llaves del batmóvil que se le  han  caído 


Colin Farrell tendrá la complicada misión de hacernos olvidar a Arnold Schwarzenegger y Jeremy Renner a Matt Damon en Total Recall y The Bourne Legacy respectivamente. Ambos lo tienen crudo: el remake de Total Recall no parece tener las cosas muy claras y la saga Bourne ya disponía de un gran cierre. Para completar esta falta de originalidad, Ridley Scott se apunta al carro con Prometheus, una suerte de precuela de Alien. Mis escasas esperanzas en este proyecto radican en que Damon Lindelof, una de las mentes pensantes de Lost, firma el guión. Veremos si ha conseguido dar un vuelco a la decadente trayectoria del director de Blade Runner.

Tampoco la premisa de Brave, la última de Pixar, parece muy novedosa: una princesa que anhela ser una guerrera en contra de lo que la tradición le impone. En cualquier caso, hay que confiar en un estudio que nos ha regalado varias de las mejores películas de los últimos años.

En la comedia el panorama pinta mejor. La factoría Apatow lanza su enésimo producto:  The Five-Year Engagement, dirigida por Nicholas Stoller, cuyas dos anteriores películas, Forgetting Sarah Marshall y  Get Him to the Greek, son garantía suficiente de que habrá montones de risas. Pero si tuviera que apostar con que estreno vamos a soltar auténticas carcajadas, mi dinero estaría en The Dictator. El regreso de Sacha Baron Cohen tras Borat y Bruno parece dispuesto romper cualquier barrera con el fin de averiguar los límites de lo políticamente incorrecto. Junto a Brave, la película a la que más ganas tengo del verano 2012.