31 de diciembre de 2012

Feliz 2013

Como me gusta ir a contracorriente, en vez de recopilar lo mejor que nos ha dado este año que está a punto de acabar, voy a escribir sobre los que más espero de éste que está a punto de comenzar. Porque me gusta ir a contracorriente y porque aún me faltan piezas fundamentales del 2012, he de confesar. Ya habrá reflexiones sobre este año que se extingue pero que yo no he terminado de digerir; todo a su tiempo.

En su debido momento llegará el recuerdo y la nostalgia; ahora mismo he preferido mirar hacia delante. Hacia delante y con optimismo, que este post se intitula "Feliz 2013" y no "¡Feliz 2013!". Es una realidad, no un anhelo.

Podremos (y vamos a) sufrir muchos contratiempos. Para mucha gente se avecinan tiempos aún más duros, pero siempre habrá una buena película o un buen episodio que enderece un día torcido, y con ésto y con algunos amigos y algunos amores, un poco de rock, unas salchipapas y unas birras, se puede ser maravillosamente feliz.

A continuación, sin un orden determinado, 13 cosas que contribuirán a ello en este 2013:


Open Windows: Tercer largo de Vigalondo, primero en rodarse en inglés y con reparto internacional. Estará narrado en tiempo real y a través de una pantalla de un ordenador portátil. También sale Sasha Grey (y Elijah Wood y Neil Maskell). ¿Quién da más?

Pacific Rim: Guillermo del Toro estrenará la fantasía de toda persona que hay tenido infancia.


Mad Men (6ª temporada): Penúltima temporada de la serie de Draper y cía. a la que esperamos con unas ganas incontenibles tras el maravilloso final de la anterior. Dinos, Don, ¿estás solo?

- Girls (2ª temporada): Tras dar la campanada este año con su estreno, Lena Dunham se enfrenta a la todavía más ardua tarea de mantener el nivel y cumplir con las altas expectativas que ella misma ha generado. Estoy convencido de que lo conseguirá.

- Die Hard V: 58 años tendrá su protagonista, Bruce Willis, durante su proyección en cines. Yo seguiré pagando por  verle en esta saga aunque la siguiente entrega la ruede con 70.

- Spring Breakers: Dicen que una imagen vale más que mil palabras:



- Boardwalk Empire (4ª temporada): Parece ser que todo lo que hemos visto hasta ahora eran los aperitivos. Me trago mis palabras por decir que la serie nunca volvería a alcanzar las cotas de épica del final de la segunda temporada. Nucky ha dejado de ser un gángster a medias, ¿te lo vas a perder?

- Mud: Aclamada en su paso por los festivales, parece que la nueva película de Jeff Nichols continua la progresión en la filmografía de un director que a este paso puede gabrar su nombre en la historia de este arte.

- To the Wonder: La última película de Terrence Malick. Punto.


- Anchorman 2: La secuela más esperada del 2013. Si no os retorcéis en el suelo de la risa, no me llamo Ron Burgundy.

- Dexter (8ª temporada): Por fin Showtime pone el cierre a su gallina de los huevos de oro. La séptima temporada hace pensar que la serie tendrá el final que se merece tras el descalabro de la quinta y la sexta.

- Los amantes pasajeros: Almodóvar regresa a sus orígenes en esta comedia que recuerda a sus primeras películas tras su paso por un cine más oscuro que nos ha dejado joyas como La piel que habito o Hable con ella.

- Breaking Bad (5ª temporada, Parte 2): Una de las mejores series de todos los tiempos y la mejor del momento llega a su fin en seis meses. Indudablemente un acontecimiento que has de marcar sí o sí en tu calendario.

Con esto despido el año bloguero. En 2013 más pero no mejor, porque es imposible.

21 de diciembre de 2012

Cine para el fin del mundo

Hoy, 21 de Diciembre del 2012, el mundo llega a su fin. Al menos según los mayas, aunque, en realidad, parece ser, que ni siquiera eso. Con la mirada puesta en éste día, mi amigo Eduardo, el hombre detrás de Billete de vuelta (blog que no me cansaré de recomendar), me propuso que elaborara un post sobre el cine del Apocalipsis para acompañar al que el tenía en mente sobre canciones: Canciones para el fin del mundoOportunidades como ésta no se presentan todos los días, así que me vi obligado a aceptar su oferta. 

Acepté sabedor de que en estos días previos se iban a publicar una cantidad ingente de listas de este tipo en los más variados medios y lugares de la Red. Mientras escribo estas palabras ya tenemos películas apocalípticas hasta en la sopa, así que, en lugar de seguir saturando a los lectores con las apuestas más obvias, trataré de enfocar el tema con una perspectiva más original o, más bien, menos manida. 

No hablaré de clásicos como The Day The Earth Stood Still, La noche de los muertos vivientes, Dr. Strangelove, El Planeta de los simios, 12 monos, Los Pájaros... Una lista que se podría engrosar con obras de ambientación y temática postapocalíptica como Blade Runner o Mad Max, dotadas incluso de mayor negrura que las que amenazan con la destrucción total.


Tampoco tratará este post sobre las películas más recientes de calado similar, pese a que hay muchas y muy reivindicables. Desde las todavía candentes obras magnas que son Extraterrestre, Take ShelterMelancolía hasta las controvertidas Children of Men y The Happening, pasando por ejemplos más ligeros pero igualmente estimables como Zombieland o Rise of the Planet of the Apes y sin olvidarnos del cine de animación, que nos ha regalado joyas del tamaño de Wall-E, amén del las que están por venir (todavía no se ha estrenado en España 4:44. Last Day On Earth de Abel Ferrara).

Parto de unas palabras que escribió hace dos años hombre venerado en este blog, Nacho Vigalondo:
"Entre las profecías y los blockbusters todos estamos convencidos de que el Apocalipis que acontecerá dentro de dos años va a ser un hecho específico, contundente y monumental, visible desde lejos. Esta perspectiva tiene éxito porque plantea un mecanismo de compensación frente al triste hecho de dejar de existir como individuos y como especie: Al menos, en el último instante, podremos presenciar un espectáculo a lo grande.
Sin embargo, la ciencia ficción más amarga nos ha dibujado destrucciones últimas mucho menos condescendientes." 
Al decir del Señor Ausente y aplicado al séptimo arte: "En el rato que llevamos de Apocalipsis y Fin del Mundo, que es bastante, lo más jodido de todo es que no está siendo como queríamos. Deseábamos que el fin del mundo fuera puro espectáculo, un blockbuster lleno de efectos especiales y épica de la supervivencia. Lo jodido es que en realidad se trata de una película de Ken Loach."

En efecto, si el Apocalipsis ocurriese hoy, sería más semejante a Lloviendo piedras que a Armageddon o Waterworld: la amenaza no es un meteorito gigante, sino tener que hurgar en un contenedor en busca los restos de un bocata de chopped o no poder costearse un tratamiento para una enfermedad letal. Tampoco vamos a ser invadidos por un ejército de alienígenas comandados por Loki ni tendremos un Hulk para defendernos: somos atacados por terroristas islamitas en la sombra y defendidos por agentes de la CIA como el Saul de Homeland, como ya apuntó  Noel Ceballos : "ese eterno centinela de un sistema en el que ya no cree, que se sabe única esperanza para evitar el colapso de Occidente mientras cena algún plato precocinado. En su despacho. O en su casa. Sobre la alfombra. Solo. Completamente solo."

Las películas que mejor reflejan este Apocalipsis/crisis económico, político y sobre todo moral son el día a día de algunas personas. Hace poco Dontayne Draper dijo sobre The Wire en una entrevista de  JotDown: "Es una serie. Claro que exageran una pizca. Esa es la cuestión: “solo una pizca”. En verano siempre jugábamos en la calle al fútbol americano. Cada noche había disparos. Y repito: c-a-d-a n-o-c-h-e. Entrábamos corriendo en casa. Esperábamos a que acabara el tiroteo. Salíamos y volvíamos a pasarnos la pelota. Hoy entiendo que es una locura tener que escapar con siete años de un drive-by [tiroteo en movimiento desde un coche], pero así es West Baltimore. Entonces tampoco nos preocupaba mucho. Era lo normal."

La verdadera batalla por el fin del mundo la libran los protagonistas de las películas de Aki Kaurismaki o de los hermanos Dardenne. Héroes silenciosos, siempre al borde del precipicio y sin apenas esperanzas ni motivos para continuar, su constante lucha es la verdadera épica.